El pasado viernes 27 de enero fui invitada a participar en el homenaje que realizaron a los Abogados de Atocha en el barrio de Orcasitas. Para mi fue un honor compartir escenario con gente tan importante como Alejandro Ruíz-Huertas, único superviviente vivo de la matanza, José Luis Nuñez, abogado que participó en el juicio contra los asesinos o Félix López-Rey, un histórico militante del movimiento vecinal de Orcasitas.
También fue un honor compartir escenario con mi compañera Alicia Santos y como no con las Espartanas de Coca-Cola, que unieron las luchas del pasado con las del presente y nos dieron un enorme ejemplo de dignidad obrera.
Pero en especial quiero hacer mención a mi camarada, Guiomar Sarabia, hija del ya fallecido superviviente Miguel Sarabia, y a su madre, Mª Cruz, que encarna con muchas el papel silencioso y no reconocido de las mujeres de durante la Transición.
Aquí os dejo mi discurso:
En calidad de abogada joven, en calidad de militante
del PCE y como afiliada y trabajadora de Comisiones Obreras podría venir aquí y
decir que este acto me remueve lo más profundo de mi corazón y de mis entrañas,
y sería cierto, sería rotundamente cierto. Yo no había nacido el 24 de enero de
1977 pero me produce verdaderos escalofríos pensar que hace 40 años cinco
personas fueron asesinadas por hacer un trabajo muy parecido al que ahora hago
yo.
Y sin embargo, yo no he venido a llorar la memoria de
estas personas, no he venido a decir “Oh mirad de que terrible injusticia
fuimos víctimas” lamernos un rato las heridas y volvernos a casa.
Ese sería el sitio en el que no pusiésemos el dedo en
la llaga y sinceramente no creo que ninguna de las personas que fueron
asesinadas en la Transición hayan muerto para que no molestemos a los
poderosos.
De la Transición nació un Régimen que ha creado su
propio relato de este proceso. Nos han contado que fue un proceso pacífico,
pero se calcula que entre 1975 y 1982 murieron 320 personas y más de 1000
resultaron heridas como consecuencia de actuaciones policiales, de agresiones
de la extrema derecha y terrorismo de estado.
Nos han contado un mito en el que este proceso lo
parieron unos pocos hombres (y recalco, HOMBRES) negociando en despachos, pero
esto es falso, este proceso lo trajeron miles de mujeres y hombres que salieron
a la calle y no se dejaron vencer por el miedo,
este proceso lo construyó el movimiento vecinal, y el barrio donde hoy
nos encontramos, Orcasitas, es un ejemplo de ello. Este proceso se construyó
desde el movimiento obrero, y por eso los fascistas asesinaron el 24 de enero a
cinco abogados laboralistas.
Soy militante del PCE y soy militante de CCOO. Y no
estoy aquí para renegar de mi pasado, al contrario. Me siento orgullosa de las
mujeres y hombres que se dejaron la piel en este proceso. Pero esto no
significa que nos tengamos que situar en la autocomplacencia.
40 años después se reabre el debate de la Transición.
Se abre porque de nuevo un Régimen comienza a pudrirse. Y los que quieren
seguir manteniendo sus privilegios nos piden que nos portemos bien, que seamos
la izquierda domesticada y que de nuevo justifiquemos un sistema que garantice
sus privilegios. De nuevo nos reclaman que nos sentemos a la mesa de los
poderosos a comer las migajas de su pastel. Y para saber que hacer eso sería un
error histórico ha sido necesario equivocarnos antes, y tener claro que no
queremos sus migajas, que queremos lo que por justicia nos corresponde.
Analizamos el pasado y lo hacemos nuestro, y sabemos
que las mujeres y hombres que vivieron ese proceso lo hicieron lo mejor que
pudieron. Analizamos el pasado para aprender de él, de sus aciertos y de sus
errores. Y señalar los errores no significa que despreciemos a quienes los
cometieron, sino que tomemos nota para que no volvamos a realizarlos.
Nos consideramos herederas de mujeres y hombres como
los que ese terrible 24 de enero perdieron la vida o fueron heridos. Nuestra
generación toma como lección las luchas vecinales, sindicales y sociales que
hicieron posible que una dictadura cayese, nuestra generación analiza los
errores, saca lecciones de ellos y continua peleando por lo que, en suma, no
hemos dejado de luchar nunca, la Justicia, la transformación social y en
definitiva, el Socialismo.
Profundo respeto, profundo reconocimiento y profundo
orgullo de que me hayáis invitado hoy a estar aquí.
Para siempre:
Luis Javier Benavides
Francisco Javier Sauquillo
Serafín Holgado
Ángel Rodríguez
Y TAMBIÉN:
Dolores González
Luis Ramos Pardo
Miguel Sarabia
GRACIAS