sábado, 8 de octubre de 2016

La lucha de las madres en Leganés

El curso escolar ha empezado movidito en Leganés (Madrid). Desde septiembre un Pleno municipal ha sido suspendido y otro celebrado a puerta cerrada como consecuencia de las protestas de las madres de las escuelas infantiles Jeromín y La Fortuna y el colegio público Constitución 1812, afectados por importantes deficiencias y falta de personal.
Podría decir las protestas de padres y madres, e incluso tirar de lenguaje discriminador y decir padres, alegando el excluyente argumento del masculino genérico. Pero en ambas opciones estaría ninguneando que este movimiento ha estado protagonizado en todo momento por mujeres, madres de las niñas y niños (ahora sí) de los coles y escuelas infantiles afectados.
Pocas cosas hay en esta sociedad tan individualizadas como la maternidad, la cual debe ser una experiencia abnegada que debe vivirse en soledad, compartida con tu pareja si eres un poco más moderna y  con las/os abuelas/os en caso de ser más apañada. La experiencia de estas madres rompe con el rol de vivir la maternidad en el espacio privado para tomar la calle y los espacios de poder público.
Las feministas hemos analizado, y mucho, como las mujeres debíamos dejar de ser madres para acceder a un mercado de trabajo cada vez más precarizado que se declara incompatible con los trabajo de sostenimiento de la vida. Algo similar ha pasado con los espacios de lucha, donde hemos participado en tanto en cuanto nos lo permitían nuestras “responsabilidades familiares”.
Por eso esta lucha, tan sencilla en principio, es tan importante en realidad. Porque han sido las mujeres las que han llevado en todo momento la voz cantante, y porque lo han hecho sin desprenderse de su etiqueta de madres sino gracias a ella. Porque las protestas las han liderado un grupo de madres que no ha dejado de serlo para ir al Ayuntamiento, sino que ha ocupado ese espacio junto con sus niñas/os, dejando claro que no iban a dejar de ser madres para ser ciudadanas que reclaman unas condiciones de vida dignas para ellas y para sus hijas/os.
No puedo evitar hacer el paralelismo con otras movilizaciones en el mundo encabezadas por madres (Ver “Por mis hijos monto una revolución” de Emma Gascó en Pikara Magazine). Por supuesto que las diferencias son muchas y las problemáticas que se abordaban no son comparables, pero todas tienen un elemento común: la maternidad como inicio de una lucha. También comparten otros aspectos, como las estrategias del patriarcado para ningunearlas o para ridiculizar su movilización. Tal y como expresa el artículo de Gascó “al principio se las tacha de mamás chillonas o de locas”. También en nuestra ciudad ha habido voces que no han dudado de tachar esta protesta como un grupo de “madres histéricas”. El propio Alcalde ha llegado a afirmar públicamente que las protestas estaban “incitadas” por grupos políticos de la oposición. Tengo mis serias dudas de que el Sr. Llorente hubiese hecho esta afirmación si en lugar de tratarse de un grupo de madres se hubiese tratado de movilizaciones de fornidos trabajadores del metal (por poner un ejemplo de lucha obrera típicamente masculina).
La lucha de las madres por las condiciones de vida dignas para sus hij@s nos sitúa a las feministas ante un interesante debate, tal y como afirma Gascó, entre si “la madre como sujeto de lucha representa una estrategia efectiva o un reflejo de esquemas patriarcales”.
A las mujeres se nos presiona constantemente ante la esquizofrénica tarea de sostener la vida, traer dinero a casa y luchar por nuestros espacios de autonomía. La lucha de estas madres es tan revolucionaria como defender que el sostenimiento de la vida debe ser el centro y la comunidad (el Ayuntamiento en este caso) ha de organizarse en torno a ello. Como feministas tenemos la obligación de seguir trabajando por visualizar estas protestas y ponerlas en valor. Su lucha en nuestra lucha.




* Para la redacción de este artículo agradezco la inspiración de Marga Sainz e Irina Martínez que me han aportado su experiencia de maternidad analizada desde las gafas moradas del Feminismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario